Damaris Abarca González (31) es tetracampeona chilena de ajedrez, nació en Rosario (Región de O’Higgins) y hoy vive en Rengo. Fue electa convencional independiente por la lista Apruebo Dignidad en el Distrito 15. Su objetivo, según declaró a la App constituyente de Votamos Todos durante su campaña, era «ayudar en la redacción de una Constitución feminista y regionalista que ponga la dignidad en el centro».
Instalada un día viernes de agosto en un bus de camino a Viña de Mar se dispone a asistir a una reunión del Frente Amplio. La acompaña su hijo Elián, a quien entretiene con “monitos” por el celular. Él tiene 3 años y ella es su primera cuidadora: «Lamentablemente las mujeres somos en su mayoría quienes asumimos los cuidados, entonces para mí ha sido difícil».
¿Cómo es su cotidianidad desde que está en la CC? Abarca cuenta lo siguiente: «Estamos arrendando un departamento cerca del ex Congreso. Con mi hijo nos levantamos temprano y nos arreglamos para ir al trabajo. La educadora de párvulos del ex Congreso llega generalmente a las 9:00 de la mañana y ya lo puedo dejar ahí, hasta la 1:30, cuando lo retiro para ir a almorzar. Hay jornadas que se han alargado mucho. En esos casos voy a sacarlo para comer y luego vuelvo. Elián pasa la mitad del día en la CC. Es fome para él estar todo el día ahí. A veces van otros niños, hijos de otros constituyentes o asesores, pero casi nunca son los mismos. Él es el más constante».
«Elián pasa la mitad del día en la CC. Es fome para él estar todo el día ahí. A veces van otros niños, hijos de otros constituyentes o asesores, pero casi nunca son los mismos».
Ella fue una de las convencionales que se encontró durante los primeros días sin un lugar donde dejar a su hijo: «Empezar a hablar de cuestiones tan elementales, como dónde había una sala cuna», cuenta. Tras gestiones entre la mesa y la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) «se llegó a una solución”, con una sala para el cuidado de los niños y las niñas de la convención: «Ahí he dejado a mi hijo entre las sesiones. Al mediodía vamos a comer y después volvemos. A veces lo pasa a buscar su papá y se va con él. Así nos hemos ido arreglando».

En las tardes, de regreso a su nueva casa temporal, Damaris Abarca continúa en su papel político: hace «lives» por redes sociales o celebra reuniones. Todo antes de hacer dormir a Elián. Una vez que él «cae», ella continúa.
Cuenta que para este trabajo tiene el apoyo de dos abogados, que -explica- entienden «cuáles son las demandas del territorio» y además son competentes en lo académico: «Han estado conmigo desde el principio en el trabajo territorial y ahora se sumaron para apoyarme acá en la CC». Hasta el cierre de esta entrevista, no recibía asignación alguna, de modo que ellos estaban trabajando de forma voluntaria: «A veces yo les pagaba algo de mi sueldo», afirma.
«Los viernes viajo en bus o metrotrén a mi casa. Lo he pagado con mis recursos. No quise aceptar la van particular que nos ofreció la Segpres, porque me pareció poco austero. Después de todo, viajo como siempre lo he hecho».
Cuenta también con la ayuda de gente que trabaja en el despliegue de los cabildos: «Hay tanta sabiduría en campesinas y dirigentes territoriales, que conocen con una expertise que envidiarían los grupos académicos. Nos movemos en un elitismo tecnócrata, pero queremos construir una Constitución de todos, y no todos tienen títulos profesionales. La experiencia también es una riqueza de saber».
Uno de sus objetivos es conseguir un texto constitucional que asegure el derecho a compatibilizar la vida laboral con la vida familiar. Es «poner en el centro los cuidados como sociedad», explica. Hacerse cargo de acompañar el crecimiento de los hijos o las hijas o el cuidado de las personas con discapacidad y los adultos mayores.
-¿Cómo son sus fines de semana?
«Tengo cabildos y reuniones pero es más flexible. Trato de dejar más tiempo libre con mi hijo, para regalonearlo y disfrutar sus etapas de crecimiento. Los viernes viajo en bus o metrotrén a mi casa. Lo he pagado con mis recursos. No quise aceptar la van particular que nos ofreció la Segpres, porque me pareció poco austero. Después de todo, viajo como siempre lo he hecho».
«Hay tanta sabiduría en campesinas y dirigentes territoriales, que conocen con una expertise que envidiarían los grupos académicos»
-¿Qué es lo que más extraña de su vida previa a ser convencional? ¿Qué pasó con el ajedrez?
«Yo había clasificado al mundial y soy deportista de alto rendimiento. Mantengo algunos entrenamientos, pero ya muy tarde en la noche, después de las sesiones. Sigo siendo parte de la Federación de Ajedrez. Terminando la Constitución me tengo que ir a jugar el mundial a Rusia. Estoy entregando todas mis energías en la CC, pero mantengo mi interés por representar a Chile. Creo que eso es lo único que va quedando de mis rutinas previas: yo me muevo por el ajedrez, es mi pasión más grande y todos los días tengo que practicar porque si no es como si me faltara el agua».
«Me muevo por el ajedrez, es mi pasión más grande y todos los días tengo que practicar porque si no es como si me faltara el agua».
-¿Cómo practica?
«Hoy el ajedrez tiene muchos programas computacionales y en el mismo celular puedo jugar de repente, en los recreos de la CC. Hay muchos ajedrecistas en la CC, así es que juego con algunos. Ahora llevo conmigo un tablero para jugar en una reunión de mañana. Pero el entrenamiento más de alto nivel lo hago con la Federación. Tenemos reuniones todos los miércoles por la noche». Δ